Cada acto de Teresita es el magisterio de Jesus... eso es su vida, su libro!..
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.



viernes, 31 de octubre de 2008

Contemplativa y Apostolica


MUJER EVANGELICA Y CONTEMPLATIVA

Teresa de Lisieux pasó su vida religiosa en la clau­sura de un Carmelo y fue, sin embargo, declarada Patrona de las Misiones, porque supo unir la espiri­tualidad con­tem­plativa con su dimensión apostólica.

Al mismo tiempo, transmitió su experiencia evangélica con un lenguaje sen­cillo y vital, capaz de ser comprendido y asimilado por los creyentes de todos los pueblos y de todas las culturas.

Se adelantó al Vaticano II en la vuelta al Evangelio y a la Palabra de Dios. Subrayó la prioridad del amor en la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Testimonió la espiritualidad de la vida ordinaria y la llamada universal a la santidad.

La experiencia y la doctrina de Teresa de Lisieux mujer, cobra especial valor en nuestra época, en la que se van abriendo nuevas perspectivas de presencia y acción para ella en la sociedad y en la Iglesia.

La mujer está llamada a ser "una señal de la ternura de Dios con el género humano", y a enriquecer la humanidad con su "genio femenino". Y ambas cosas realizó nuestra hermana en su vida y en sus escritos.



Fuente: Página O.C.D.

jueves, 30 de octubre de 2008

SU ESPIRITUALIDAD


El centro de su espiritualidad es la misericordia o amor de Dios. Por encima de todo enfatiza siempre la misericordia divina, ante la cual confía y nada hay que temer. Ante todo, Dios es Padre y Jesús es su Hijo misericordioso.

Escribió: "¡ Oh Jesús!...estoy segura de que, si por un imposible, encontraras un alma más débil, más pequeña que la mía, te complacerías en colmarla de favores más grandes aún, si ella se abandona con entera confianza a tu misericordia infinita."

(manuscrito "B").

PRUEBA DE FE


Sufrió la prueba de la fe desde el 5 de abril de 1896, hasta su muerte, tras unos meses de terribles padecimientos. Sus últimas palabras fueron: "oh, le amo...", mirando a su crucifijo; y un instante después:"¡Dios mío...os amo!".

La prueba de la fe que experimentó, es conocida teológicamente como "noche oscura" (Véase: San Juan de la Cruz) y es el padecimiento de aquel que pierde la fe luego de haberla tenido.

Este sufrimiento consiste básicamente en pensamientos y sentimientos contrarios a la existencia de Dios, y por él han transitado otros místicos cristianos y de otras religiones aparte del cristianismo.

SU DOCTRINA


Su doctrina habla de que Dios está en todas partes, en toda situación y en toda persona y que son los sencillos actos de la vida, hechos con amor, el camino hacia la santificación:

«La santidad no consiste en ésta o la otra práctica, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre.»

SU NOMBRE


El nombre Teresa del Niño Jesús fue elegido por la superiora del Carmelo de Lisieux, la madre Gonzaga, quien en un momento de enfermedad de Teresa le envió un mensaje de aliento, ahí, la madre Gozaga le pedia que dejara la preocupación por su hermana Ines de Jesús para que no decayera en la salud, en ese mensaje le trata así; "...mi hijita Teresita del Niño Jesús".

miércoles, 29 de octubre de 2008

LA PINTURA DE CELINE


HISTORIA DE LA SANTA FAZ
PINTADA POR CELINE MARTIN,
HERMANA DE SANTA TERESA DE LISIEUX
Esta imagen sindónica no es una más.

Estamos, probablemente, ante el primer acercamiento pictórico al cliché obtenido en 1898 por Secondo Pía. Más tarde vendrían otros (Reffo, Aggemian, Ranieri, Brunner, Miñarro…) más familiares para nuestros lectores. Pero hoy vamos a conocer la historia de esta “Santa Faz”, obra sublime que debemos nada menos que a Celine Martin, hermana de Santa Teresa de Lisieux.

Sor María de San Pedro fue una monja carmelita descalza del Convento de Tours (Francia) mundialmente conocida en el siglo XIX como apóstol de la devoción a la Santa Faz tras las visiones que tuvo en noviembre de 1846. Luis Martin, padre de Celine y Teresa de Lisieux, leía asiduamente la vida de esta mística y de todos era conocido su deseo de peregrinar algún día hasta el Convento de Tours, cosa que pudo hacer Celine en mayo de 1890. Según consta documentalmente, el 26 de abril de 1885 toda la familia se inscribió en la Archicofradía de la Santa Faz de Tours (Luis Martín con el número 7.378; Celine, con el 7.381; y Teresita, de doce años, con el 7382).

Una de las reglas de la Archicofradía consistía en recitar frecuentemente la jaculatoria “¡Señor, mostradnos Vuestro Rostro y seremos salvos!” Es evidente que esta espiritualidad de honrar de forma especial el Rostro de Cristo arraigó en el corazón de ambas niñas, quienes terminarían adoptando el nombre “de la Santa Faz” como apellido espiritual tras sus respectivas profesiones religiosas: Santa Teresa se llamaría “del Niño Jesús y de Su Santa Faz” desde junio de 1889 y Celine es conocida en religión como Sor Genoveva de Santa Teresa y la Santa Faz.

La santa de Lisieux, tal y como nos dejó patente en sus escritos [1], especialmente en sus poesías místicas y en sus oraciones, experimentaba una tierna adoración por el Rostro de Jesús. Sin embargo, falleció víctima de la tuberculosis ocho meses antes de que se tomase la primera fotografía a la Síndone y el mundo descubriese la cara del Hombre de la Sábana en el negativo fotográfico revelado por Pía.

Es comprensible que Celine, que había estudiado pintura y fotografía y era la autora de las imágenes que de su hermana Teresa han pasado a la posteridad[2], se quedase muy impresionada no sólo por la belleza de la foto tomada por Pía, sino por descubrir que, inexplicablemente, la Síndone se comportaba como un cliché.

La peripecia que ocupa nuestro artículo fue hábilmente relatada por el P. Fernando de Santa Inés en su obra “La Santa Faz”, y nos parece adecuado cederle a él la palabra para conocerla de primera mano:

“El Sudario de Turín abre a la investigación de los estudiosos, por las fotografías de Pía, nuevos e insospechados horizontes. (…) En 1902, por derroteros desconocidos y providenciales, llegó al monasterio carmelitano de Lisieux una de las fotografías de la Santa Síndone sacadas por Segundo Pía en la exposición de mayo de 1898. Le tocó, en venturosa suerte, a la Hermana Genoveva de Santa Teresa y de la Santa Faz, la antigua Celine de los Buissonnets [3]; y desde el primer instante aquel Rostro de la Síndone –que parece levantarse majestuoso, como un sol, sobre veinte siglos de olvido- extasió e hirió de amor el corazón de su dueña.

Así, dos años; hasta que en la Pascua de 1904, en una noche de primavera en la atmósfera y de inspiración en la fantasía, Celine sintió la irresistible inspiración de pintar el Rostro del Señor. Tomó pues, el lápiz, después de invocar fervorosamente el patrocinio de Santa Teresita, y, casi milagrosamente, en lo que la nota de un laúd hiere nuestro oído y se pierde en el espacio, había terminado su labor. La Faz de Sor Genoveva –trazada primero al carboncillo- as artística, veraz y sumamente expresiva. (…)

En el lapso de medio siglo [4], la Santa Faz de Lisieux ha dado ya varias veces y triunfalmente la vuelta a toda la Tierra. Pero antes iniciar su gira internacional, el Santo Rostro arribó al Vaticano, en donde Pío X, hoy gloriosamente Beato [5], luego de adorarle e indulgenciarle, le auguró una festiva acogida familiar y un éxito mundial. (…) Pío X se sintió emocionado al verlo, y lo besó repetidas veces. (…) “Querido Padre (dijo el Papa al sacerdote que le había hecho llegar el cuadro por petición de Sor Genoveva), ¡cuán hermoso es este cuadro!…” Y como el Padre pidiera una bendición para la artista, agregó:

“Quiero que le llevéis un recuerdo mío”. Abriendo sus armarios, el Papa busca algo que no puede encontrar… “¡Han desordenado todas mis cajas!”, dice con conmovedora simplicidad. Y dando sus ojos con una medalla de bronce, en la que estaba su retrato en relieve, se la da al Padre para entregársela en su nombre a la pequeña carmelita. Aunque el Padre en cuestión afirma que el Papa buscaba una medalla de plata, Sor Genoveva está toda ella jubilosa con su medalla de bronce. Y con razón, pues como dice nuestra artista: “Yo no presenté mi cuadro en ninguna sala de exposición, mas he aquí que el mismo Santo Padre es el que se ha encargado de condecorarme”. [6]

El Cardenal Casimiro Gennari escribirá al abate Eugenio Prévost la siguiente carta fechada el 4 de junio de 1906:

“Reverendísimo Señor: He expuesto al Santo Padre, en la audiencia de este día, el proyecto ideado por Vuestra Señoría Reverendísima con miras a la máxima difusión posible de la imagen de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo, tal y como el Carmelo de Lisieux ha conseguido diseñarla, con arte inigualable, inspirándose en la verdadera imagen del Santo Sudario. Su Santidad –que acepta y agradece cordialmente el envío de una fotografía de esta Santa Faz- aprueba gustosamente vuestra empresa.

A la verdad, no se pueden considerar los rasgos y la expresión de esta adorable figura sin sentirse vivamente emocionado y sin que en el corazón florezcan sentimientos de compasión y amor. Esta imagen puede ser útil a toda clase de personas, ya que se puede considerar como un libro de meditación sobre la Pasión y la muerte de Nuestro Divino Redentor.

Por todo esto, confirmando las indulgencias ya concedidas y firmadas de su mano, el Santo Padre declara de nuevo que a todos aquellos que meditaren algunos instantes delante de esta imagen en la Pasión de Nuestro Señor, por este solo hecho, les otorga todas las indulgencias concedidas por los Soberanos Pontífices a la Corona de las cinco Llagas. Igualmente, Su Santidad desea que esta imagen se distribuya por todas partes y que se la venere en todas las familias cristianas, recomendando la propagación de su culto de manera particular a los Reverendísimos Obispos y a todos los eclesiásticos, y bendiciendo muy especialmente a todos aquellos que sean sus propagadores”. [7]

La imagen, en fin, obtuvo en marzo de 1909 el Gran Premio en la Exposición Internacional de Arte Religioso de Bois-le-Duc (Países Bajos) y adornó, especialmente durante la primera mitad del siglo XX, buena parte de los oratorios del Planeta. En nuestros días ha sido “rescatada” por Pierre Descouvemont y Helmuth Nils Loose en su monumental obra “Teresa y Lisieux”, donde le dedican varias páginas y aparece magníficamente reproducida.[8]

Sor Genoveva (Celine) falleció el 25 de febrero de 1959. El 19 de octubre de 1997 (Día de las Misiones), Juan Pablo II proclamó a Santa Teresa de Lisieux Doctora de la Iglesia.

Tere bebé ...


Teresita pasa sus días en la casa de campo de la Sra. Rose Taillé, su nodriza, en Semallé a 10 km. de Alençon.
El día 20 de Abril de 1873 la lleva a casa de sus padres para que la vean la encuentran fuerte y saludable .
Tiene la tez tostadita por el sol;su nodriza la lleva en carretilla por los campos montada sobre cargas de hierba...

El 13 de Diciembre pronta a cumplir un año, su madre la retrata así:

La pequeña Teresa camina casi sola, solo tiene dos dientes, es muy alegre y muy linda.

Vicente Martinez Blat ocd

martes, 28 de octubre de 2008

EL OLVIDO


Una de las bases de la espiritualidad de Teresita
segun su misma confesion,
es reconocer que el hombre no puede
conseguir la propia salvacion,
aun haciendo lo que debe hacer,
dada sus limitaciones y su impotencia.

"Como puede aspirar un alma tan imperfecta
como la mia a poseer la plenitud del Amor"
(B 4v)

En el olvido de si misma esta el remedio
de su aspiracion.
Ocultarse del todo de las miradas
de los hombres para ser vista solo por Jesus.
Teresita se compara un grano de arena.

" No deseo nada, nada mas que el olvido" ...
"Si deseo ser olvidada
y no solo por las criaturas
sino tambien por mi misma".
(CT 103v).

"El olvido -de Jesus- creo que eso
es lo que mas pena le produce"
(CT 108 1v).

Ser olvidada de todos,
excepto de Jesus,
tal es su deseo:
"Procurare que me olviden y
no buscare otra mirada que la de Jesus"
(CT 176 2r).

Sin embargo, Teresita reconoce sus limites:
"Reza por esta cañita tan debil
que esta en el fondo del valle;
el menor soplo la hace doblarse"
(CT 49 v).

Este estado la pone en el camino de la humildad.

Se encuentra aqui el principio de toda espiritualidad ,
que es reconocer su condicion de criatura y no poner la esperanza, sino en el Señor:

"Amemos nuestra pequeñez,
deseemos no sentir nada.
Entonces seremos pobres de espiritu
y Jesus ira a buscarnos,
por lejos que nos encontremos"
(CT 197)

lunes, 27 de octubre de 2008

ARROJANDO PETALOS ...


Todas las tardes del mes de junio, Teresa y las cinco jóvenes novicias, se reunían alrededor de la cruz de granito que está en el centro del patio, recogían los pétalos caídos de una veintena de rosales y los arrojaban al crucifijo.

Este rito acabó gustándole a la Madre Inés de Jesús (superiora del Carmelo y hermana mayor de Teresita), por lo que Teresa lo escogerá para dedicarle una poesía que escribió el 28 de junio de 1896.

El título de esta poesía "Arrojar flores" nos evoca la lluvia de rosas, que desgraciadamente muchos han imaginado como algo dulzón, pero que para nada lo es, para Teresa, arrojar flores es dar todo a Dios, darle por amor los pequeños y cotidianos sacrificios, de modo que dejar caer esta lluvia de rosas sobre la tierra, es regalarle todos y cada uno de los sacrificios que han tocado a Jesús, han tocado la cruz y por ello adquieren un mérito infinito.

Así las flores al caer sobre el mundo, podrán incluso hacer milagros. ¡He aquí el verdadero sentido de la lluvia de rosas que Teresa expresa magníficamente en este texto.

¡Sí amado mío, así es como se consumirá mi vida!, no tengo otra forma de demostrarte mi amor que arrojando flores, es decir, dejando escapar ni un pequeño sacrificio, ni una sola mirada, ni una sola palabra, aprovechando hasta las más pequeñas cosas y haciéndolas por amor, quiero sufrir por amor, e incluso gozar por amor.

Así arrojaré flores delante de tu trono, no encontraré ni una sola en mi camino que no se deshoje para ti, además al arrojar mis flores, cantaré, puede alguien llorar mientras realiza una acción tan gozosa, cantaré aun cuando tenga que coger las flores entre las espinas y tanto mas melodioso será mi canto, cuanto más largas y punzantes estas sean.

¿Y de qué te servirán, Jesús, mis flores y mis cantos?. Sí, lo sé muy bien, esa lluvia perfumada, esos pétalos frágiles y sin valor alguno, esos cánticos de amor del más pequeño de los corazones, te fascinará, sí, esas naderías te gustarán y harán sonreír a la iglesia triunfante, que recogerá mis flores deshojadas, por amor y las pasará por tus divinas manos Jesús.

Y luego, esa iglesia del cielo queriendo jugar con si hijito, arrojará también ella esas flores, que habrán adquirido a tu toque divino un valor infinito. Arrojará esas flores sobre la iglesia purgante para apagar sus llamas, y las arrojará también sobre la iglesia militante para hacerla alcanzar la victoria.

Cuando vean la lluvia de rosas sobre la imagen de teresa, piensen pues, que las rosas simbolizan todos los pequeños actos de su vida que han tocado a Jesús en la cruz y que tienen así un efecto infinito.

Lo mismo que nuestra vida, tan cotidiana, puede tomar un valor infinito si nosotros la unimos, si la dejamos unir al Amor de Dios.

ZÉLIE et LOUIS


LOS PAPÁS DE TERESITA HAN SIDO BEATIFICADOS
¡¡Gozo en el Corazon de la Iglesia!!

-19 DE OCTUBRE, EN EL DOMUND-
CONICIDIENDO CON EL DIA Y MES EN QUE SU HIJA
TERESITA FUE NOMBRADA DOCTORA DE LA IGLESIA

El Cielo se abrió y Teresita junto a sus papis
Celia y Luis, derramaron Rosas de amor y santidad
...Rosas de Gracia!


Oración para obtener gracias por la intercesión de los
Beatos Celia y Luis


Dios, Padre nuestro,
te damos gracias por habernos dado
a Luis Martin y a Celia Guerin.

En la unidad y fidelidad del matrimonio
nos ofrecieron el testimonio
de una vida cristiana ejemplar,
cumpliendo las tareas cotidianas
según el espíritu del Evangelio
Educando a una familia numerosa,
a través de pruebas, muertes y sufrimientos
manifestaron su confianza en Tí
y aceptaron generosamente tu voluntad.

Señor, concedenos la gracia de que nuestras familias
permanezcan fuertes en la fe catolica
y encuentren la felicidad en un amor sin egoismo,
animado siempre por la caridad
Como fue siempre en el Hogar Martin-Guérin.

Amén


Por medio de los puntos de encaje de Celia Martin
y el tiempo de los relojes de Luis, dejemos que los padres
de Sta Teresita, nos lleven a los brazos del Rey Jesus
!

Dieu Notre Père, je te rends grâce
pour Louis et Zélie Martin

domingo, 26 de octubre de 2008

El Camino de Teresita


Teresita siempre quiso ser una gran santa. Desde bien niña. A la edad de 15 años entra en el Carmelo, perdidamente enamorada de Jesús y con una sola ilusión: llegar a ser una gran santa. Dos meses más tarde, escribe a su padre: «Trataré de labrar tu gloria haciéndome una gran santa».

Es como un estribillo que se repite insistentemente en las cartas de estos primeros años de su vida religiosa. Y pone manos a la obra con toda el alma. Quiere serlo a fuerza de brazos. Quiere subir, cueste lo que cueste, hasta la cumbre de la montaña de la perfección evangélica. La santidad es una conquista. «Hay que conquistarla a punta de espada», le dice a su hermana Celina.

«Mira cómo trabajan los comerciantes para ganar dinero –le recuerda a su hermana María, monja como ella–. Y nosotras podemos acumular tesoros para el cielo a cada instante». Y se entrega en cuerpo y alma a hacerse santa.
Mas, poco a poco, la realidad se va abriendo camino.

Cuanto más se compara con los grandes santos, más pequeña se ve a sí misma. Por ese camino –por el de sus solas fuerzas– nunca lo conseguirá. Ella es demasiado pequeña, demasiado poca cosa. ¿Cederá al desaliento? ¿Interrumpirá la escalada? De ninguna manera. Seguirá buscando...

Y un día de finales de 1894 –a las puertas de cumplir 22 años, menos de tres años antes de su muerte–, se hace de pronto la luz. Poco antes, su hermana Celina había entrado en el carmelo de Lisieux y había traído con ella un cuaderno en el que había copiado una serie de textos del Antiguo Testamento. Y Teresa los devora con auténtica pasión.
Y dos de esos textos la hacen estremecerse de emoción. Uno de ellos es del libro de los Proverbios: «El que sea pequeñito –pequeñito: así lo lee Teresa–, que venga a mí» (Prov. 9,4). El otro, de Isaías 66, 12-13: «Como una madre acaricia a su hijo, así os consolaré yo; os llevaré en mis brazos y sobre mis rodillas os acariciaré».


¡Ya no necesita buscar más! «Nunca palabras más tiernas ni más melodiosas alegraron mi alma». Para ser una gran santa, no tiene que dejar de ser pequeña. El Reino de los cielos ¡es de los pequeños! María de Nazaret será grande porque Dios se ha fijado en su pequeñez... ¡¡¡Evangelio puro!!! Hacerse pequeña, cada vez más pequeña, cada vez más poca cosa. «Lo que a Dios le agrada es verme amar mi pequeñez, es la esperanza ciega que tengo en su misericordia. Éste es mi único tesoro».


Ya no se trata de amar ella a Dios con locura, sino de dejarse amar por la locura de Jesús. Todo seguirá igual, pero todo ha cambiado, la perspectiva se ha invertido: si antes era un YO-a-ti, ahora es un TÚ-a-mí; si antes era un MI-amor-me-hará-santa, ahora es TU-amor-me-hará-santa.

Teresa seguirá haciendo las cosas normales y corrientes de cada día, seguirá amando con exquisitez a sus hermanas, seguirá abrazada al sufrimiento, seguirá demostrándole a Jesús que está loca de amor por él.



Pero ya todo es distinto: ni siquiera pensará en demostrarle a Jesús que lo ama: simplemente amará. «Si, por un imposible, ni el mismo Dios viese mis buenas acciones –dirá en su lecho de enferma terminal–, no me afligiría por ello lo más mínimo. Le amo tanto, que quisiera darle gusto sin que Él mismo supiese que soy yo».


¡Cómo ha cambiado todo! Se acabó la visión mercantilista, y reina la gratuidad. Si antes predominaba la tensión, ahora todo es ya confianza. Dios es ya todo corazón. Ya ni el mismo pecado podrá alejarla de Sus brazos ni ser obstáculo para la santidad: aunque cometiese los mayores crímenes que puedan cometerse, seguiría teniendo la misma confianza: Sé que serían como una gota de agua arrojada en una hoguera encendida. El Dios de Teresa, para el pecador, se llama ya Misericordia.


Teresita ha encontrado, al fin, un camino seguro para ser santa. El camino de la infancia espiritual. «Un caminito muy recto, muy corto y totalmente nuevo. Ese camino es el del abandono de niñito que se duerme confiado en los brazos de su Padre; es volar hacia el Sol del Amor con las propias alas del Águila divina». Es subir a la montaña de la santidad en ese ascensor que son los brazos de Jesús.
Y es saber y afirmar con la mente y el corazon que ....


¡"TODO ES GRACIA"!